Bodega La Melonera, en la Serranía de Ronda, se caracteriza por la gran labor de investigación que ha realizado durante más de 10 años por la recuperación de una variedad autóctona afectada por la plaga filoxera a finales del siglo XIX y que azotó con especial virulencia la región de Ronda, acabando con la práctica totalidad de las variedades. Se trata de la uva andaluza Melonera.
En plena Serranía de Ronda, rodeado de encinas centenarias, con altitudes entre los 700 y los 900 metros, una oscilación térmica diaria de hasta 20 grados tanto en invierno como en verano, y más de 800 litros de lluvias anuales es el enclave dónde se producen sus vinos.
Estas condiciones climáticas especiales hacen que la cosecha produzca unos caldos de un carácter muy particular.
La variedad de matices
En La Melonera la variedad es la regla. Con plantaciones en dehesa y fuera de ella, en terrenos llanos y en bancales y con texturas que comprenden suelos arcillosos, de arena franca y algunas parcelas marcadas por la caliza.
Con tipos de emparrados dobles y aros estructurales que las contienen y que les confieren una superficie foliar privilegiada y con las diferencias de altitud de un terreno que acentúa aún más las generosas variedades de humedad y temperatura de la zona.
La riqueza de matices y opciones de la que disponen a la hora de elaborar sus vinos les aseguran una originalidad y una excelencia que se ve plasmada en el embotellado final.
SUS VINOS
La Melonera es una bodega distinta con un proyecto original y muy bonito, situada en un entorno espectacular y con unos vinos honestos que resumen una forma de hacer y de pensar propia.
Color rojo picota con destellos violáceos.
Aromas a fruta negra de bosque, moras, grosella, especiado.
En boca es jugoso, sedoso con taninos maduros muy bien integrado, y un largo postgusto.
Un vino con una marcada personalidad del terreno y las variedades autóctonas de las que procede.
Color rojo picota.
Aromas a fruta roja y negra de bosque, fresco con notas de hierba recién cortada.
En boca es fresco, carnoso y redondo. Con taninos maduros muy bien integrados, y fondo balsámico.
Largo postgusto.
Color amarillo pajizo.
Aromas a almíbar y melocotón con un toque final de flores blancas.
En boca se marca la salinidad propia de la doradilla, equilibrado, largo y con recuerdos a la bollería.
Color rojo picota con notas violáceas.
Aromas a fruta roja y negra de bosque, especiado.
En boca es sedoso con taninos maduros muy bien integrados y muy goloso.
Un vino con una marcada personalidad del terreno y las variedades autóctonas de las que procede.
Bodega La Melonera, encamarada en la sierra de Ronda, donde la tradición de los vinos siempre ha sido muy poderosa.