El maridaje de vinos es probablemente uno de los temas con mayores sentimientos encontrados.
Por un lado, tenemos el clásico de “los pescados deben maridarse con vino blanco y los platos de carne con vino tinto” y por el otro, un buen maridaje depende de mucho más que esa mera afirmación. Pero, ¿cómo maridar sin morir en el intento? Te lo explicamos:
El menú como algo global
Para poder maridar tus vinos de manera exitosa, deberás empezar a plantear cada uno de los integrantes de tu comida como una experiencia global, en la que lo individual pasa a formar parte de un colectivo que deberá tener una estructura conjunta.
Por poner un ejemplo, nunca se deberá poner un vino de gran cuerpo precediendo a uno más ligero.
Conceptos peso y equilibrio
De estos dos conceptos dependerá en gran medida el éxito o el fracaso de tus maridajes, así que es importante detenernos un momento y explicarlo con calma.
En cada una de nuestras comidas, para determinar su peso, es necesario fijarnos en elementos como la cantidad de grasas que lleva, la intensidad de su sabor o la facilidad o dificultad con la que lo digerimos.
Esto también sucede con los vinos y es por eso que si deseamos que comida y vino casen de la mejor manera posible, los pesos de ambos deberán guardar un equilibrio.
Para eso, es necesario fijarse en el cuerpo y la intensidad, que son los componentes que dan peso al vino.
Principios asociación y contraste
Existen dos maneras de ligar nuestros platos al vino: por asociación o por contraste.
En el primer caso, se buscará el equilibrio entre comida y acompañamiento mediante la generación de una experiencia de texturas, intensidades y sabores complementarios, mientras que en el caso del contraste, buscaremos esa complementación a través de la contraposición de elementos.
Por poner un ejemplo de contraste, si tenemos una comida con una potencia de sabor excesivamente fuerte como podría ser al poseer grandes dosis de picante, lo ideal será que lo compensemos con un vino más ligero ya que así evitaremos potenciar la sensación de calor producida por el picante y equilibraremos hacia una sensación más neutra que de lo contrario podría llegar a ser molesta para el paladar.
Priorizar la forma en la que se cocinan los alimentos
Dependiendo de la sencillez o la complejidad de la elaboración de nuestras comidas, será recomendable agregar un tipo de vinos u otro.
De esta manera, no será la misma recomendación la que se hará para acompañar una carne roja sin mucha condimentación que una comida preparada de una manera más condensada como podría ser aquella que contenga variedades de salsas o cuya preparación se realice a través de procesos mucho más elaborados.
Desde Pebar nos ponemos a tu disposición para solventar dudas que te puedan surgir al respecto. Siempre es un placer ayudarte, te esperamos.